En este artículo nos referiremos al fenómeno de la homosexualización de la cultura. Algo que podemos advertir en muchas manifestaciones públicas, como por ejemplo, en las marchas comúnmente conocidas como «Celebración del Orgullo Gay».
Para comenzar, tomemos en cuenta de qué estamos hablando cuando nos referimos a la homosexualidad.
La orientación sexual es un patrón de atracción psicofísica sexual, erótica y emocional hacia un determinado objeto (persona o cosa, real o fantaseada). La inmensa mayoría de las personas viven afectiva y sexualmente la heterosexualidad, es decir, se encuentran atraídas por otras del sexo opuesto.
¿Qué es la homosexualidad?
La homosexualidad es un estado persistente, post-adolescente, en que el objeto sexual es una persona del mismo sexo y al que acompaña una aversión o repugnancia en diversos grados, a mantener relaciones con miembros del otro sexo (Cavanagh)[1]. Hay quienes tienen la tendencia o inclinación homosexual, pero nunca la llevan a la práctica. La tendencia surge, y puede o no elegirse, pero no está determinada biológicamente. Está condicionada por el temperamento, los roles de la familia, la cultura, las historias personales y la educación.
Diferente de ello son los actos o prácticas homosexuales que, como todo acto humano, implican deliberación y algún grado de libertad. No todas las personas con tendencia homosexual la expresan en actos.
Conviene recordar aquí aquello que indica el Catecismo de la Iglesia Católica:
“Un número apreciable de hombres y mujeres presentan tendencias homosexuales profundamente arraigadas. Esta inclinación, objetivamente desordenada, constituye para la mayoría de ellos una auténtica prueba. Deben ser acogidos con respeto, compasión y delicadeza. Se evitará, respecto a ellos, todo signo de discriminación injusta.”[2].
El desarrollo de este tema es interesante para comprender las situaciones implicadas desde los aspectos existencial, psicológico y ético. Pero en el presente artículo nos vamos a referir fundamentalmente a la homosexualización de la cultura y su utilización política, prescindiendo de las historias particulares de las personas que viven esta situación o que, de una u otra manera, se encuentran involucradas.
Del drama personal a la homosexualización de la cultura: «Marchas del Orgullo Gay»
Generalmente, en los medios de comunicación, se presenta el ambiente homosexual como un modo de vida divertido, libre y de mentes abiertas. No casualmente se utiliza el término inglés “gay” (alegre) para designar a los homosexuales. Por otro lado, basta con mirar lo que sucede normalmente en las manifestaciones del denominado, «Día del Orgullo Gay» (llenas de excesos y «alegría»).
Sabemos que la homosexualidad acarrea algunas consecuencias no tan vistosas y atractivas como normalmente se presenta. Algunas de las afirmaciones difundidas no encuentran fundamento en el conocimiento científico, y no reconocen la realidad de las experiencias dolorosas de estas personas que, muchas veces, permanecen ocultas en la soledad del ámbito privado.
Algunas cuestiones a considerar…
La práctica homosexual suele estar ligada a la promiscuidad, a las relaciones ocasionales con distintas parejas sexuales causadas por vacíos existenciales y ausencias generales de motivación. Es por esto, y por el tipo de prácticas, que existe una mayor exposición a infecciones de transmisión sexual (ITS).
Aun sin recurrir a estudios científicos, la mayoría de las personas logramos advertir todas las consecuencias negativas que conlleva este modo de vida, pero pocos nos animamos a comunicarlo. ¿Por qué? Quizás porque sabemos que es políticamente incorrecto y corremos el riesgo de ser silenciados, acusados de discriminación o ser víctimas de prejuicios. Uno de los tantos ejemplos de ello, es la utilización de la expresión «homofóbico«, en referencia a quienes padecerían de un presunto trastorno mental, llamado «homofobia». Dichas expresiones, suelen utilizarse con el fin de insultar o de atribuir el padecimiento de una patología o desorden mental, a todo aquel que en el ejercicio de su libertad de pensamiento, se plantee algunas preguntas sobre el llamado «Lobby LGBTIQ+». De este modo, se intenta desacreditar a dichos planteamientos. Tema que profundizaremos en artículos posteriores.
La promoción por parte de los medios de comunicación y los gobiernos: «Día del Orgullo Gay».
Como decíamos, hoy vemos desde los grandes medios de comunicación la constante exposición de este tema desde una mirada que, más que aceptación, implica orgullo y promoción homosexualista.
Recordemos también, que en gran cantidad de países del mundo occidental, se asignan varios días para la promoción explícita y específica de la homosexualidad (denominados como «Día del Orgullo Gay», «Día de la visibilidad lésbica», «Día de la visibilidad trans», entre otras denominaciones), así como de otras cuestiones derivadas o vinculadas a ella. Mientras tanto, en muchos países de oriente, estas conductas se persiguen con diferentes sanciones del derecho penal. En algunos casos, incluso se aplica la penal capital.
¿Estas intervenciones son espontáneas?
No, ya que no es un reflejo de la sociedad, sino más bien algo impuesto. Podemos advertir aquí un divorcio cada día más evidente entre el pensamiento que se pretende establecer y la visión del mundo que tiene el ciudadano de a pie. Pero ¿por qué distanciar tanto la realidad actual con lo que estos medios publican? ¿Qué intereses hay en juego? ¿Se estará utilizando a quienes buscan un refugio para canalizar sus frustraciones personales? Es necesario dar respuesta a esto si queremos honestamente buscar la verdad. Algo que, desde nuestro humilde lugar, intentamos hacer.
A modo de ejemplo citaremos dos breves textos que evidencian la intención política detrás de la promoción de la homosexualidad, en este caso de las mujeres:
“ (Las lesbianas) Somos fugitivas de nuestra clase (la de las mujeres) como los esclavos norteamericanos cuando escapaban de su esclavitud y se liberaban. Para nosotras esta es una necesidad absoluta. Nuestra supervivencia necesita de toda nuestra fuerza para la destrucción de la clase de las mujeres dentro de las cuales los hombres se apoderan de ellas. Esto puede lograrse sólo por la destrucción de la heterosexualidad como sistema social basado en la opresión de las mujeres por los hombres y que produce la doctrina de la diferencia entre los sexos para justificar esta opresión”. [3]
En la misma línea, Mariana Pesah sostiene:
“Ser lesbiana no es solamente elegir una mujer a quien amar, es también una lucha y una práctica política. Comienza con la resistencia activa de no acatar la heterosexualidad obligatoria”. [4]
Y como ya explicamos en un artículo anterior sobre el feminismo, llegan a afirmar que toda relación heterosexual implica un factor de riesgo para la integridad psicofísica de toda mujer. Y atento que según esta visión, representa una violación de la mujer.
La utilización política. ¿Quién gana?
Muchas veces se considera que estas cuestiones son patrimonio exclusivo de quienes enarbolan las banderas de la izquierda o lo que también se denomina “marxismo cultural”. Si bien es cierto que la izquierda actual busca promover estas cuestiones con un fin político, siempre se ha dedicado a lo largo de la historia en promover el odio y el resentimiento. Se ha empeñado en incentivar los conflictos entre diferentes grupos sociales. Y una sociedad que está enfrentada consigo misma, será más permeable a aceptar lo que le impongan (recordemos el caso del Nacionalsocialismo). Es por eso que a la izquierda le interesa que la sociedad esté lo más dividida posible. La clave está en modificar, en moldear la cultura, para que sirva al cambio que se quiere llevar adelante.
Podemos pensar que la promoción de la homosexualidad es patrimonio exclusivo de los socialismos, en el marco de esta reingeniería social, pero la realidad es más compleja. Dicha promoción es rentable también para el capitalismo salvaje. ¿Por qué? Uno de sus objetivos es vender: vender ideas, vender productos, y principalmente vender una cultura. Siempre será más sencillo hacerlo sobre mentes desorientadas, que tienen dificultad para encontrar su propia identidad, que no saben qué es lo mejor para ellos mismos. Por eso la importancia, entre otras cuestiones, de propagar la homosexualidad.
Se trata de dos posturas que vimos fuertemente enfrentadas durante el siglo XX en dos grandes bloques antagónicos. Pero hoy, el capitalismo por un lado, y el socialismo por el otro, tienen algunos objetivos comunes, fruto de una visión materialista del hombre. Mientras uno lo promueve, el otro lo aplaude. La cuestión radica en turnarse para ello, dejando así desprotegidas a las personas que sufren.
Fuentes
[1] Marcuello, A y Elosegui, M. Sexo, género, identidad sexual y sus patologías.
[2] Catecismo de la Iglesia Católica, 2358.
[3] Wittig, M. (1981) One is not born a woman.
[4] Pessah , Mariana. Derribando las paredes del patriarcado.
¡Hola! Soy Federico, abogado y autor de este blog. ¡Me apasiona conocer la verdad!
Sin duda, mi motivación está en ayudarlos a seguir ese camino. Todas las personas contamos con la capacidad natural para explorar la realidad de las cosas. ¡Espero que lo disfruten tanto como yo! ¡Adelante! Me puedes encontrar en mi Instagram y Twitter. [Saber más…]